miércoles, 19 de marzo de 2014

Revelación No. 9


El joven Steve Parent había conocido al velador William Garretson cuando éste último hacía autoestop. En el trayecto empezaron a hablar de música y tecnología y simpatizaron mutuamente. Steve era un apasionado de la electrónica, en donde era casi un genio. Tenía un sentido casi intuitivo del funcionamiento de aparatos eléctricos y de automóviles. Hicieron tal clic que cuando Garretson se bajó en la casa de Benedict Canyon (área de Beverly Hills) donde trabajaba como cuidador y conserje y le dijo a Steve que pasara a visitarlo cuando quisiera.

Steven tenía dos trabajos para poder ahorrar y acudir a la Universidad. Uno era como repartidor en una tienda de productos de plomería y el otro era como dependiente en una tienda de productos electrónicos donde se sentía en su ambiente. Tenía 18 años y era fan de la música folk.

El 8 de Agosto de 1969 por la noche, tras salir de la tienda de aparatos electrónicos, Steve decidió visitar a su amigo William en la casa que estaba cuidando. Llevaba un radio con la esperanza de poder vendérselo y conseguir una comisión extra por la venta. William lo recibió y revisó el radio pero le dijo a Steve que no estaba interesado. En cambio le sugirió que lo ofreciera a otro amigo suyo, del cual le dio el teléfono y la dirección. Steve y William se quedaron a beber un par de cervezas.

Poco después de pasada la media noche, Steve se despidió, abordó su automóvil (Un AMC Rambler modelo ’66, color blanco) y enfiló hacia la salida de la propiedad. Garretson regresó a su habitación.

Horas antes, la actriz Sharon Tate, embarazada y a pocas semanas de dar a luz, recibió a un par de amigas suyas en su casa de Beverly Hills. En la conversación les contó cuan desilusionada estaba de que su esposo, el director de cine Roman Polanski (en ese momento, filmando en Londres), hubiera retrasado su regreso a casa por un par de semanas más. Sharon esperaba que Roman se quedara junto a ella en los últimos días de su embarazo, que la cuidara, que la apoyara. Las llamadas telefónicas eran constantes, si, pero Sharon esperaba que su esposo se sentara junto a ella y que la confortara.

Sharon era una actriz en ascenso que –debido a su maternidad- había decidido tomarse un año o dos de descanso. Aún así, los papeles que le habían tocado habían dejado a ver a una intérprete poderosa y con gran versatilidad, en películas como The Fearless Vampire Killers (dirigida por su entonces novio Roman Polanski) ó Valley of the Dolls. Pese a la fama era una persona bastante sencilla y amable. Era, después de todo, la hija consentida de una familia de militares que había sido educada con firmeza, de manera tradicional y que se le había inculcado que tenía que esforzarse hasta el máximo en cada cosa que hiciera. Tenía 26 años.

Polanski, pese a lo infiel que era y a lo desdeñoso que era con la relación que mantenía con su esposa, en verdad estaba preocupado por ella, así que le había pedido a su amigo de juventud Wojciech Frykowski y a la novia de este, Abigail Folger, que se quedaran una temporada en la casa, haciéndole compañía y auxiliando a Sharon en lo que necesitara.

Cuando las amigas de Sharon salieron, ésta les sugirió a Wojciech y a Gibbie (como le decían de cariño a Folger) que salieran a comer fuera junto con el amigo de todos ellos, Jay Sebring. La pareja salió primero y Sharon se quedó en casa un poco más esperando a Jay. Casi por salir de la casa llamó por teléfono Debra, la hermana de Sharon, para preguntar si ella y la otra hermana –Patti- podían pasar a visitarlos. Sharon les dijo que no sabía a que hora regresarían, así que sería mejor que pasaran al día siguiente.

Wojciech condujo hasta El Coyote, un restaurant de comida mexicana en Beverly Boulevard, que era el favorito de Sharon. Él y Gibbie apartaron mesa y esperaron que llegaran sus amigos. Wojciech era un escritor polaco que apoyó a Polanski en sus primeros pasos como cineasta. Los unía una larga amistad. Cuando Frykowski emigró a Estados Unidos, Polanski intentó ayudarlo para que ingresara en la industria fílmica. Aspiraba a ampliar su carrera de escritor pero un trabajo en el cine no era mala idea, meditaba. Como sea, era un sobreviviente de la Guerra que había logrado abrirse paso –difícilmente, si- en los ámbitos artísticos de Francia y Estados Unidos

Él y Gibbie se habían conocido en Nueva York, cuando Frykowski era nuevo tanto en la ciudad como en el país, en donde le sirvió de intérprete y guía. Gibbie era la heredera de una acomodada familia cafetalera y se había educado de acuerdo a lo que se esperaría de una muchacha rica: en las mejores escuelas, en los mejores círculos. Aún así era bastante sencilla y gustaba de trabajar como voluntaria en proyectos de asistencia social para grupos en riesgo y personas de clase baja.

Poco después de llegar a El Coyote llegaron por su lado Sharon y Jay. Jay Sebring era un exmarino que al darse de baja de la Fuerza Naval inició un negocio como estilista. Entre sus clientes estaban Kirk Douglas, Steve McQueen y Warren Beatty. Él inventó el corte de cabello que portaría Jim Morrison y ayudó a darle un empujón a la carrera de Bruce Lee. Por un tiempo fue pareja de Sharon y aunque todo pareciera indicar que seguía enamorado de ella, mantenían y una relación inmejorable. Hasta Roman lo consideraba un buen amigo. Como sea, mucha gente lo consideraba una persona noble y bondadosa, aunque un solitario empedernido.

Los amigos permanecieron en el restaurant hasta las 10 de la noche, poco antes del cierre del local. Luego regresaron a la residencia de 10050 de Cielo Drive, en Benedict Canyon, la casa de estilo campestre francés que ocupaba el matrimonio Polanski desde hacía pocos meses.

La casa había sido ocupada por celebridades como Lillian Gish, Cary Grant ó Henry Fonda. Su anterior ocupante (antes de los Polanski) había sido el compositor y productor musical Terry Melcher, quien había recomendado –a su vez- a Roman Polanski para que rentara la propiedad. Los Polanski se habían mudado ahí a inicios del año y pensaban quedarse cuanto menos hasta que naciera el bebé que esperaba Sharon.

Era una casa estilo campestre con porche y un enorme jardín. Contaba con tres recámaras independientes, una sala central, un recibidor y estudio. Se accedía por la parte central directamente a la sala y las recámaras estaban en ambas alas de la casa.

Sharon, Gibbie, Jay y Wojciech llegaron hacia las 10 y media de la noche. Conversaron brevemente en la sala. Wojciech se quedó dormitando en uno de los sillones y Gibbie decidió irse a su habitación a leer. Sharon y Jay fueron a la cocina pero tras unos pocos minutos fueron a la habitación de ella a seguir platicando.

Hacia la medianoche pasó el coche del joven Steve Parent detrás de la casa, rumbo a la avenida, para abandonar la propiedad. A pocos metros de la salida fue interceptado por un hombre joven quien le pidió que detuviera el vehículo. Steve se detuvo aunque le pudo parecer extraño que el hombre viniera armado. El hombre se acercó con tranquilidad al auto, abrió la puerta del conductor y blandió la pistola calibre 22 hacia Steve. Steve retrocedió un poco pero apenas pudo poner el brazo en actitud defensiva con lo que recibió una amplia cortada –con un cuchillo que el desconocido llevaba oculta en la otra mano- en mano y antebrazo, tan profunda y tan fuerte que su reloj cayó al suelo. Sorprendido y sangrando, Steve solo atinó a recostarse en el asiento del copiloto mientras el hombre le disparó cuatro veces en rápida sucesión casi a quemarropa, hacia el rostro, pecho y abdomen. Steve tardó poco en morir.



Al lugar donde el coche de Steve había quedado varado se acercaron tres mujeres jóvenes para reunirse con el hombre con la pistola. Éste les dio instrucciones y se dirigieron hacia la casa.

El hombre alto con el cabello largo se llamaba Charles Watson. Era un antiguo estudiante de agronomía de la Universidad del Norte de Texas, de donde era originario. A pesar de haber sido un estudiante aplicado que trabajaba también para pagarse los estudios, en cierto momento le perdió interés a su carrera y se fue a California a probar suerte. Puso una tienda de pelucas pero esta fracasó y se dedicó a vivir la vida en las comunas hippies.

Un día, mientras conducía por las calles de Los Ángeles, Charles recogió a un autoestopista que resultó ser Dennis Wilson, baterista y fundador de los Beach Boys. Dennis lo invitó a su casa sobre Sunset Boulevard que –para el momento- estaba tomada por una verdadera tribu de vagabundos comandados por un pintoresco personaje, un expresidiario peludo, de baja estatura y ademanes teatrales al que todos llamaban afectuosamente “Charlie”. Charles quedó impresionado por este personaje y al poco tiempo ya formaba parte de esta auténtica familia.

Dos de las chicas de mayor antigüedad en esta comunidad eran Sadie (cuyo verdadero nombre era Susan Atkins) y Katie (Patricia Krenwinkel), quienes eran íntimas con Charlie en todos los sentidos y que también aprendieron a confiar en Charles (a quien eventualmente apodarían Tex).

Sadie era la segunda hija de una familia disfuncional que a pesar de las condiciones emocionales tan difíciles que vivía en el hogar familiar se las había arreglado para ser una estudiante promedio a sobresaliente hasta que entró a la High School, cuando sus calificaciones fueron en picada. Pronto abandonó la escuela y la casa paterna y comenzó a trabajar como bailarina exótica mientras pasaba temporadas asilándose en casa de familiares o amigos. Fue en una de éstas casas que conoció a Charlie y pronto se hizo inseparable de él.

Por su parte, Katie era una tímida hija de familia de clase media que vivía acomplejada por su sobrepeso y el problema endócrino que le hacía desarrollar abundante vello corporal. En la escuela recibía constante acoso lo cual contribuyó a que tuviera una permanente baja autoestima. Era una chica tímida y bastante religiosa, al punto que tenía pensado hacerse monja, pero una vez que inició los estudios para ello los abandonó para trabajar como secretaria. Fue en este entonces –durante una caminata en la playa- que conoció a Charlie (la primera persona que la llamó “bonita”) y quedó prendada instantáneamente de él, volviéndose su sombra.

La otra chica se llamaba Linda Kasabian, la hija mayor de una familia clasemediera, la cual en la escuela era conocida por ser inteligente e irremediablemente romántica. A los 16 años dejó la casa familiar para casarse y divorciarse, de cuya experiencia tuvo una hija. Se casó por segunda vez con un tal Richard Kasabian, pero al embarazarse de nuevo, su nuevo esposo la abandonó. Al buscar un lugar donde quedarse un amigo la recomendó que se uniera a una comuna hippie en un  rancho en las afueras de Los Ángeles, la cual resultó ser la dirigida por Charlie.

Alrededor del tiempo en que Tate y sus amigos comían en Beverly Boulevard y que Steve Parent llegaba a casa de William Garretson, Charlie reunía intempestivamente a este grupo en sus habitaciones del rancho Spahn –un antiguo rancho utilizado para filmar historias del oeste en las afueras de Los Ángeles- y les ordenaba que fueran a la casa “Melcher” en Cielo Drive y –“destruir totalmente todo lo que ahí esté, tan cruelmente como pudieran”. Al parecer Charlie tenía, o creía tener, una deuda personal con el compositor Terry Melcher –expropietario de la casa- y decidió que la pagaría haciéndole daño y, de paso, así poder distraer y confundir a las autoridades para que liberaran a su compañero de comuna Bobby Beausoleil, arrestado un día antes por posesión ilegal de arma de fuego. Tex, Sadie, Katie y Linda se armaron de cuchillos, navajas y el  arma calibre 22 y se encaminaron a la casa de Cielo Drive.

Llegaron aproximadamente hacia las 11:30 y se estacionaron en la parte exterior de la propiedad. Ahí Tex trepó a un poste y cortó la línea telefónica a la casa. Siguieron el camino y se estacionaron a un lado de la barda limítrofe, en donde había un área rodeada de arbustos, subieron un terraplén y se dejaron caer a la propiedad. Fue en ese momento en que se encontraron el auto de Steve Parent, camino a salir de la casa. Tex le pidió a las mujeres que se quedaran atrás para que él se ocupara del joven.

Tras la muerte de Steve, empujaron el Rambler hacia fuera del camino y caminaron sin duda hacia la casa.

Tex ordenó a Linda que buscara un acceso para entrar a la mansión, pero tras una breve inspección, ésta regresó afirmando que no lo había. Tex entonces le ordenó a Linda que se quedara junto al automóvil de Parent y que los esperara ahí.

A continuación Tex encontró una ventana abierta, cortó y quitó la pantalla para introducirse en la casa y abrirle la puerta principal a Sadie y Katie. Quisieron moverse en silencio pero en ese momento Wojciech despertó. Al notar esto Tex lo golpeó en la cabeza para inmovilizarlo. Wojciech preguntó entonces que quienes eran y qué hacían ahí, a lo que Tex respondió “Soy el diablo y vengo a hacer las cosas del diablo”.

Tras amagar a Wojciech, Tex ordenó a las mujeres que exploraran la casa. Sharon y Jay obedecieron a las intrusas cuando aparecieron en la habitación de improviso y les ordenaron seguirlas. Gibbie, sometida a la misma situación, no sospechó de entrada que se hallaba frente a un allanamiento y fue a la sala despreocupadamente. Los intrusos reunieron a los ocupantes de la casa. Ataron juntos a Sharon y a Jay con una soga que corrieron alrededor de una viga en el techo, a Wojciech con una toalla en las muñecas y a Gibbie la amenazaron con cuchillos para que no se moviera. Mientras los ataban Sharon se quejó sin palabras, pero fue Jay quien demandó que le tuvieran consideración en su estado. Ante toda respuesta Tex le disparó a Jay.

En este punto los ocupantes de la casa aún tenían la idea que estaban ante un asalto. Por ello, en ese punto, Gibbie voluntariamente les entregó su bolsa con todo el dinero que tenía encima, unos 70 dólares. Los intrusos aceptaron el dinero pero de igual manera Tex comenzó a apuñalar repetidamente a Jay. El estilista no sobrevivió este ataque.




Al ver esto, Wojciech se liberó de su atadura improvisada y trató de desarmar a Sadie, mientras esta se defendía apuñalándolo en piernas y manos. Wojciech intentó escapar saliendo por la puerta principal, seguido por Sadie y Tex. En el jardín, Tex lo alcanzó, lo golpeó en la cabeza para inmovilizarlo, lo apuñaló 51 veces en el estómago y luego le disparó dos veces en la cabeza. Wojciech murió ahí.




En este momento, asustada por lo que estaba escuchando, Linda se acercó a la casa y trató de disuadir a sus compañeros que huyeran, con el falso pretexto que escuchó que alguien se acercaba. Aprovechando la confusión, Gibbie pudo eludir a Katie y salió corriendo hacia los dormitorios para escapar a la piscina. Katie la siguió, la alcanzó ya fuera de la casa tirándola al piso y la acuchilló 28 veces. Gibbie, llorando, le pidió a Katie que se detuviera, diciéndole “Detente, Ya estoy muerta”.




Gibbie y Wojciech morirían con pocos minutos de diferencia.

Tex regresó con Linda a la sala. Katie regresó sola. Sadie seguía custodiando a Sharon, la cual seguía atada a la soga y al cadáver de Jay. Sharon lloró y suplicó que la dejaran vivir debido a su estado. Les explicó que el bebé nacería en cuestión de días o semanas. Inclusive se ofreció a ir como rehén con el sólo propósito de permitir nacer a su hijo. Sadie le respondió “Mujer, no te tengo piedad”. Tex y Sadie la apuñalaron 16 veces. Mientras se desangraba cortaron la soga y la dejaron caer al piso para dejarla morir. Llorando, Sharon dijo “Madre… Madre…” antes de morir.




Los intrusos se quedaron un rato más en la casa, destruyendo cosas. Sadie escribió en la puerta de entrada, con la toalla con la que habían atado a Wojciech empapada en la sangre de Sharon, “Pig”.

Cuando se fueron se cambiaron de ropa en el camino, tirando las ensangrentadas en una zanja.

Charlie ya los esperaba en la entrada del rancho. Lo informaron extensivamente de lo que acababa de suceder. Charlie los escuchó atentamente pero aunque no hubo reprimenda de su parte, les hizo saber que consideraba que el trabajo que habían hecho era muy sucio y descuidado y que poco faltó para que se les saliera de control. Les preguntó si consideraban que habían hecho bien cuando dos víctimas lograron escapar o que tuvieran que haber matado a un transeúnte para que no los identificara. Eso no era un buen trabajo. Tex y Sadie estuvieron de acuerdo con Charlie. Katie guardó silencio. Linda sólo quería escapar de ahí.

Charlie (cuyo nombre completo era Charles Milles Manson) se fue a descansar, pensando que era un buen inicio de su misión, aunque una muy descuidada tarjeta de presentación. Había que remediar eso.

El propósito de Charlie al encargar esos asesinatos (por lo menos lo que explicó a su grupo) era achacar una serie de crímenes a la población afroamericana y acabar provocando una guerra racial. La seriedad con la que el mismo Charlie creía esto es controversial. Mucha gente piensa que solo fue un pretexto, otros piensan que era totalmente sincero.

Charlie no era más que un delincuente de poca monta, proveniente de una familia rota, que había pasado la mayor parte de su vida en prisión. Se había dedicado a robar automóviles, al proxenetismo, al contrabando, etc. Se adaptó rápidamente a la vida en prisión e inclusive aprendió a tocar guitarra en una de sus estadías. Él mismo decía que no quería salir nunca y que prefería la vida dentro del sistema de prisiones.

Al ser liberado en 1967 el mundo que halló al salir era completamente diferente al que estaba acostumbrado. Eran los tiempos del flower-power y de la liberación sexual. Por primera vez, Charlie tenía curiosidad por el mundo exterior. Pronto se dio cuenta que su discurso, robado de la Cienciología, además de sus pobres habilidades como músico y compositor, también le abrían puertas en esta sociedad de la contracultura.

Poco tiempo después ya había reclutado un nutrido grupo de jóvenes que lo seguían ciegamente. Charlie se comportaba como un profeta y les hablaba tanto de liberación mental, de las religiones y el misticismo y hasta del fin del mundo. Las fuentes de su sabiduría y sus prédicas eran la Biblia (específicamente el Apocalipsis), los fundamentos de la Dianética y las canciones de los Beatles. Se hicieron llamar La Familia y comenzaron a habitar diferentes puntos alrededor de San Francisco, primero, y Los Ángeles, después.

Cuando invadieron la casa del Beach Boy Dennis Wilson, Charlie creyó haber encontrado la oportunidad que necesitaba para hacerse escuchar por más personas, vía musicalmente con el apoyo de los contactos de Wilson. Dennis Wilson en efecto le aceptó a Charlie un par de composiciones y lo presentó con algunos productores (Terry Melcher y Rudy Altobelli, entre ellos) que, aunque lo elogiaron tímidamente, declinaron trabajar con él. Al parecer Charlie pensó que debía presionarlos un poco más, pero al ver que Melcher cambió de casa sin avisarle, asumió que lo había traicionado, lo cual acabó decidiendo qué casa atacar primero.

En total, es difícil entender las motivaciones y razonamientos que llevaron a Charles Manson a planear y ejecutar su ataque contra la sociedad. Sin embargo, nadie duda en señalarlo como un manipulador genial en el sentido que inspiró todos estos crímenes (Además de la masacre en casa de los Polanski, también hizo lo mismo en casa de la familia LaBianca y reclamó otras dos víctimas aisladas más) sin tener que ensuciarse las manos. Una vez que fueron arrestados los responsables, la defensa personal de Charlie se basó en que él mismo no mató a ninguna de las víctimas y que no podían demostrar que él había ordenado estas muertes, siendo responsabilidad única de los jóvenes que actuaron materialmente. Éste argumento pudiera haber sido visto como traición a sus compañeros de grupo, pero insólitamente sus coacusados estuvieron de acuerdo en esta línea de defensa, y tanto Katie como Sadie se declararon culpables de todos los cargos a pesar de saber que –al hacer esto- corrían el peligro de ser sentenciados a muerte. Sólo este detalle es testimonio de la influencia que Charlie tenía en todos los miembros del grupo.

El punto es que aunque el asesinato de Sharon Tate está unido al nombre y a la personalidad de Charles Manson, hay que reconocer que la escena del crimen no es directamente su obra, sino una representación de sus ideas de cómo funcionaba el mundo y el sistema capitalista vistas a través de su seguidores.




Notemos que las víctimas pertenecían a las clases altas: una socialité, una estrella de Hollywood y una celebridad menor. Quizá Wojciech Frykowski pudiera haber pertenecido a la clase trabajadora, pero prefería asociarse con personas del stablishment. En cambio los perpetradores materiales eran de clase media o baja, fracasados o rechazados de la sociedad. La saña y crueldad del ataque es claro resentimiento social. Sadie y Katie declararon que ni siquiera los veían como personas, sino como elementos de los que se debían encargar por el bien del futuro.

El desarrollo del crimen, en efecto, fue desordenado y poco limpio. Es posible que Manson no deseara un escenario tipo ejecución pero el resultado final no fue de su agrado. Él le había pedido al grupo que hicieran el mayor daño posible y que mataran a todos los ocupantes de la casa. De nuevo, hay que estar de acuerdo con él que la crueldad desplegada fue solo un reflejo de la crueldad con que la sociedad misma había tratado particularmente a Sadie y Katie. Si bien Tex había tenido una vida más o menos fácil, su motivación yace en la necesidad de cumplir fielmente las órdenes de Charlie.

El centro del ataque fueron Jay y Sharon. A Parent, Wojciech y a Gibbie los mataron casi incidentalmente para no perder el control de la situación. Sin embargo a Jay lo mataron como advertencia y Sharon fue virtualmente sacrificada con la mayor crueldad posible como metáfora del desprecio que le tenían al stablishment. Sadie declaró en el juicio que escuchar los lamentos, súplicas y quejas de Sharon sólo la enfurecieron más, en el sentido que pensaba que esa mujer nunca había sufrido realmente en la vida y que tenían que demostrarle lo que era el concepto de pérdida y sufrimiento.

La destrucción misma de objetos en la escena del crimen y  las pintas son también un reflejo de su
deseo por destruir a la sociedad capitalista y consumista, un sacrificio ritual del espacio. En ese sentido el mismo escenario del crimen, una casa de campo para celebridades en Beverly Hills, también resulta simbólico: es un ataque directo al corazón de la cultura mainstream.

Esta es la razón por la que el asesinato de Sharon Tate resulta ser tan aterrador: es el recordatorio que inclusive las figuras icónicas y visibles de la cultura popular y miembros de la élite pueden ser atacados y sacrificados. En realidad el crimen por el cual es más temido Charles Manson no es por los asesinatos en si, sino por recordarles a los ricos y a las celebridades que también son vulnerables y que son focos de ataque por el puro hecho de ser visibles. Es culpable de inculcarles miedo a las poderosas mafias de Hollywood.

Los crímenes de Manson entonces pueden verse como un comentario social extremo de esa generación, la del pretendido “Verano del Amor”, lleno de filosofías new age, planteamientos marxistas sobre luchas de clases, influencias musicales y hasta artísticas. Es totalmente un crimen reflejo de la época y el lugar.


Charles Manson fue sólo un vehículo. Fue el espíritu de la época y la rabia de los jóvenes intrusos quienes realmente mataron a Sharon Tate.