El joven Steve Parent había
conocido al velador William Garretson cuando éste último hacía autoestop. En el
trayecto empezaron a hablar de música y tecnología y simpatizaron mutuamente.
Steve era un apasionado de la electrónica, en donde era casi un genio. Tenía un
sentido casi intuitivo del funcionamiento de aparatos eléctricos y de
automóviles. Hicieron tal clic que cuando Garretson se bajó en la casa de Benedict
Canyon (área de Beverly Hills) donde trabajaba como cuidador y conserje y le
dijo a Steve que pasara a visitarlo cuando quisiera.
Steven tenía dos trabajos para
poder ahorrar y acudir a la Universidad. Uno era como repartidor en una tienda
de productos de plomería y el otro era como dependiente en una tienda de
productos electrónicos donde se sentía en su ambiente. Tenía 18 años y era fan
de la música folk.
El 8 de Agosto de 1969 por la
noche, tras salir de la tienda de aparatos electrónicos, Steve decidió visitar
a su amigo William en la casa que estaba cuidando. Llevaba un radio con la
esperanza de poder vendérselo y conseguir una comisión extra por la venta.
William lo recibió y revisó el radio pero le dijo a Steve que no estaba
interesado. En cambio le sugirió que lo ofreciera a otro amigo suyo, del cual
le dio el teléfono y la dirección. Steve y William se quedaron a beber un par
de cervezas.
Poco después de pasada la
media noche, Steve se despidió, abordó su automóvil (Un AMC Rambler modelo ’66,
color blanco) y enfiló hacia la salida de la propiedad. Garretson regresó a su
habitación.
Horas antes, la actriz Sharon
Tate, embarazada y a pocas semanas de dar a luz, recibió a un par de amigas
suyas en su casa de Beverly Hills. En la conversación les contó cuan
desilusionada estaba de que su esposo, el director de cine Roman Polanski (en
ese momento, filmando en Londres), hubiera retrasado su regreso a casa por un
par de semanas más. Sharon esperaba que Roman se quedara junto a ella en los
últimos días de su embarazo, que la cuidara, que la apoyara. Las llamadas
telefónicas eran constantes, si, pero Sharon esperaba que su esposo se sentara
junto a ella y que la confortara.
Sharon era una actriz en
ascenso que –debido a su maternidad- había decidido tomarse un año o dos de descanso. Aún así, los papeles que le habían tocado habían dejado a ver a una intérprete poderosa y con gran versatilidad, en películas como The Fearless Vampire Killers (dirigida por su entonces novio Roman Polanski) ó Valley of the Dolls. Pese a la fama era una persona bastante sencilla y amable. Era, después de todo, la hija consentida de una familia de militares que había sido educada con firmeza, de manera tradicional y que se le había inculcado que tenía que esforzarse hasta el máximo en cada cosa que hiciera. Tenía 26 años.
Polanski, pese a lo infiel que
era y a lo desdeñoso que era con la relación que mantenía con su esposa, en
verdad estaba preocupado por ella, así que le había pedido a su amigo de
juventud Wojciech Frykowski y a la novia de este, Abigail Folger, que se
quedaran una temporada en la casa, haciéndole compañía y auxiliando a Sharon en
lo que necesitara.
Cuando las amigas de Sharon
salieron, ésta les sugirió a Wojciech y a Gibbie (como le decían de cariño a
Folger) que salieran a comer fuera junto con el amigo de todos ellos, Jay
Sebring. La pareja salió primero y Sharon se quedó en casa un poco más
esperando a Jay. Casi por salir de la casa llamó por teléfono Debra, la hermana
de Sharon, para preguntar si ella y la otra hermana –Patti- podían pasar a
visitarlos. Sharon les dijo que no sabía a que hora regresarían, así que sería
mejor que pasaran al día siguiente.
Wojciech condujo hasta El
Coyote, un restaurant de comida mexicana en Beverly Boulevard, que era el
favorito de Sharon. Él y Gibbie apartaron mesa y esperaron que llegaran sus
amigos. Wojciech era un escritor polaco que apoyó a Polanski en sus primeros
pasos como cineasta. Los unía una larga amistad. Cuando Frykowski emigró a
Estados Unidos, Polanski intentó ayudarlo para que ingresara en la industria
fílmica. Aspiraba a ampliar su carrera de escritor pero un trabajo en el cine
no era mala idea, meditaba. Como sea, era un sobreviviente de la Guerra que
había logrado abrirse paso –difícilmente, si- en los ámbitos artísticos de
Francia y Estados Unidos
Él y Gibbie se habían conocido
en Nueva York, cuando Frykowski era nuevo tanto en la ciudad como en el país,
en donde le sirvió de intérprete y guía. Gibbie era la heredera de una
acomodada familia cafetalera y se había educado de acuerdo a lo que se
esperaría de una muchacha rica: en las mejores escuelas, en los mejores
círculos. Aún así era bastante sencilla y gustaba de trabajar como voluntaria
en proyectos de asistencia social para grupos en riesgo y personas de clase
baja.
Poco después de llegar a El
Coyote llegaron por su lado Sharon y Jay. Jay Sebring era un exmarino que al
darse de baja de la Fuerza Naval inició un negocio como estilista. Entre sus
clientes estaban Kirk Douglas, Steve McQueen y Warren Beatty. Él inventó el
corte de cabello que portaría Jim Morrison y ayudó a darle un empujón a la
carrera de Bruce Lee. Por un tiempo fue pareja de Sharon y aunque todo
pareciera indicar que seguía enamorado de ella, mantenían y una relación
inmejorable. Hasta Roman lo consideraba un buen amigo. Como sea, mucha gente lo
consideraba una persona noble y bondadosa, aunque un solitario empedernido.
Los amigos permanecieron en el
restaurant hasta las 10 de la noche, poco antes del cierre del local. Luego
regresaron a la residencia de 10050 de Cielo Drive, en Benedict Canyon, la casa
de estilo campestre francés que ocupaba el matrimonio Polanski desde hacía
pocos meses.
La casa había sido ocupada por
celebridades como Lillian Gish, Cary Grant ó Henry Fonda. Su anterior ocupante
(antes de los Polanski) había sido el compositor y productor musical Terry
Melcher, quien había recomendado –a su vez- a Roman Polanski para que rentara
la propiedad. Los Polanski se habían mudado ahí a inicios del año y pensaban
quedarse cuanto menos hasta que naciera el bebé que esperaba Sharon.
Era una casa estilo campestre
con porche y un enorme jardín. Contaba con tres recámaras independientes, una
sala central, un recibidor y estudio. Se accedía por la parte central
directamente a la sala y las recámaras estaban en ambas alas de la casa.
Sharon, Gibbie, Jay y Wojciech
llegaron hacia las 10 y media de la noche. Conversaron brevemente en la sala.
Wojciech se quedó dormitando en uno de los sillones y Gibbie decidió irse a su
habitación a leer. Sharon y Jay fueron a la cocina pero tras unos pocos minutos
fueron a la habitación de ella a seguir platicando.
Hacia la medianoche pasó el
coche del joven Steve Parent detrás de la casa, rumbo a la avenida, para
abandonar la propiedad. A pocos metros de la salida fue interceptado por un
hombre joven quien le pidió que detuviera el vehículo. Steve se detuvo aunque
le pudo parecer extraño que el hombre viniera armado. El hombre se acercó con
tranquilidad al auto, abrió la puerta del conductor y blandió la pistola
calibre 22 hacia Steve. Steve retrocedió un poco pero apenas pudo poner el
brazo en actitud defensiva con lo que recibió una amplia cortada –con un
cuchillo que el desconocido llevaba oculta en la otra mano- en mano y
antebrazo, tan profunda y tan fuerte que su reloj cayó al suelo. Sorprendido y
sangrando, Steve solo atinó a recostarse en el asiento del copiloto mientras el
hombre le disparó cuatro veces en rápida sucesión casi a quemarropa, hacia el
rostro, pecho y abdomen. Steve tardó poco en morir.
Al lugar donde el coche de
Steve había quedado varado se acercaron tres mujeres jóvenes para reunirse con
el hombre con la pistola. Éste les dio instrucciones y se dirigieron hacia la
casa.
El hombre alto con el cabello
largo se llamaba Charles Watson. Era un antiguo estudiante de agronomía de la
Universidad del Norte de Texas, de donde era originario. A pesar de haber sido
un estudiante aplicado que trabajaba también para pagarse los estudios, en
cierto momento le perdió interés a su carrera y se fue a California a probar
suerte. Puso una tienda de pelucas pero esta fracasó y se dedicó a vivir la
vida en las comunas hippies.
Un día, mientras conducía por
las calles de Los Ángeles, Charles recogió a un autoestopista que resultó ser
Dennis Wilson, baterista y fundador de los Beach Boys. Dennis lo invitó a su
casa sobre Sunset Boulevard que –para el momento- estaba tomada por una
verdadera tribu de vagabundos comandados por un pintoresco personaje, un
expresidiario peludo, de baja estatura y ademanes teatrales al que todos
llamaban afectuosamente “Charlie”. Charles quedó impresionado por este
personaje y al poco tiempo ya formaba parte de esta auténtica familia.
Dos de las chicas de mayor
antigüedad en esta comunidad eran Sadie
(cuyo verdadero nombre era Susan Atkins) y Katie
(Patricia Krenwinkel), quienes eran íntimas con Charlie en todos los sentidos y
que también aprendieron a confiar en Charles (a quien eventualmente apodarían Tex).
Sadie era la segunda hija de
una familia disfuncional que a pesar de las condiciones emocionales tan
difíciles que vivía en el hogar familiar se las había arreglado para ser una
estudiante promedio a sobresaliente hasta que entró a la High School, cuando
sus calificaciones fueron en picada. Pronto abandonó la escuela y la casa
paterna y comenzó a trabajar como bailarina exótica mientras pasaba temporadas
asilándose en casa de familiares o amigos. Fue en una de éstas casas que
conoció a Charlie y pronto se hizo inseparable de él.
Por su parte, Katie era una
tímida hija de familia de clase media que vivía acomplejada por su sobrepeso y
el problema endócrino que le hacía desarrollar abundante vello corporal. En la
escuela recibía constante acoso lo cual contribuyó a que tuviera una permanente
baja autoestima. Era una chica tímida y bastante religiosa, al punto que tenía
pensado hacerse monja, pero una vez que inició los estudios para ello los
abandonó para trabajar como secretaria. Fue en este entonces –durante una
caminata en la playa- que conoció a Charlie (la primera persona que la llamó
“bonita”) y quedó prendada instantáneamente de él, volviéndose su sombra.
La otra chica se llamaba Linda
Kasabian, la hija mayor de una familia clasemediera, la cual en la escuela era
conocida por ser inteligente e irremediablemente romántica. A los 16 años dejó
la casa familiar para casarse y divorciarse, de cuya experiencia tuvo una hija.
Se casó por segunda vez con un tal Richard Kasabian, pero al embarazarse de
nuevo, su nuevo esposo la abandonó. Al buscar un lugar donde quedarse un amigo
la recomendó que se uniera a una comuna hippie en un rancho en las afueras de Los Ángeles, la cual
resultó ser la dirigida por Charlie.
Alrededor del tiempo en que
Tate y sus amigos comían en Beverly Boulevard y que Steve Parent llegaba a casa
de William Garretson, Charlie reunía intempestivamente a este grupo en sus
habitaciones del rancho Spahn –un antiguo rancho utilizado para filmar
historias del oeste en las afueras de Los Ángeles- y les ordenaba que fueran a
la casa “Melcher” en Cielo Drive y –“destruir
totalmente todo lo que ahí esté, tan cruelmente como pudieran”. Al parecer
Charlie tenía, o creía tener, una deuda personal con el compositor Terry
Melcher –expropietario de la casa- y decidió que la pagaría haciéndole daño y,
de paso, así poder distraer y confundir a las autoridades para que liberaran a
su compañero de comuna Bobby Beausoleil, arrestado un día antes por posesión
ilegal de arma de fuego. Tex, Sadie, Katie y Linda se armaron de cuchillos,
navajas y el arma calibre 22 y se
encaminaron a la casa de Cielo Drive.
Llegaron aproximadamente hacia
las 11:30 y se estacionaron en la parte exterior de la propiedad. Ahí Tex trepó
a un poste y cortó la línea telefónica a la casa. Siguieron el camino y se
estacionaron a un lado de la barda limítrofe, en donde había un área rodeada de
arbustos, subieron un terraplén y se dejaron caer a la propiedad. Fue en ese
momento en que se encontraron el auto de Steve Parent, camino a salir de la
casa. Tex le pidió a las mujeres que se quedaran atrás para que él se ocupara
del joven.
Tras la muerte de Steve,
empujaron el Rambler hacia fuera del camino y caminaron sin duda hacia la casa.
Tex ordenó a Linda que buscara
un acceso para entrar a la mansión, pero tras una breve inspección, ésta
regresó afirmando que no lo había. Tex entonces le ordenó a Linda que se
quedara junto al automóvil de Parent y que los esperara ahí.
A continuación Tex encontró
una ventana abierta, cortó y quitó la pantalla para introducirse en la casa y
abrirle la puerta principal a Sadie y Katie. Quisieron moverse en
silencio pero en ese momento Wojciech despertó. Al notar esto Tex lo golpeó en la cabeza para inmovilizarlo. Wojciech preguntó entonces que quienes eran y qué hacían
ahí, a lo que Tex respondió “Soy el
diablo y vengo a hacer las cosas del diablo”.
Tras amagar a Wojciech, Tex
ordenó a las mujeres que exploraran la casa. Sharon y Jay obedecieron a las
intrusas cuando aparecieron en la habitación de improviso y les ordenaron
seguirlas. Gibbie, sometida a la misma situación, no sospechó de entrada que se hallaba frente a un allanamiento
y fue a la sala despreocupadamente. Los intrusos reunieron a los ocupantes de
la casa. Ataron juntos a Sharon y a Jay con una soga que corrieron alrededor de
una viga en el techo, a Wojciech con una toalla en las muñecas y a Gibbie la
amenazaron con cuchillos para que no se moviera. Mientras los ataban Sharon se
quejó sin palabras, pero fue Jay quien demandó que le tuvieran consideración en
su estado. Ante toda respuesta Tex le disparó a Jay.
En este punto los ocupantes de
la casa aún tenían la idea que estaban ante un asalto. Por ello, en ese punto,
Gibbie voluntariamente les entregó su bolsa con todo el dinero que tenía
encima, unos 70 dólares. Los intrusos aceptaron el dinero pero de igual manera
Tex comenzó a apuñalar repetidamente a Jay. El estilista no sobrevivió este
ataque.
Al ver esto, Wojciech se
liberó de su atadura improvisada y trató de desarmar a Sadie, mientras esta se
defendía apuñalándolo en piernas y manos. Wojciech intentó escapar saliendo por
la puerta principal, seguido por Sadie y Tex. En el jardín, Tex lo alcanzó, lo
golpeó en la cabeza para inmovilizarlo, lo apuñaló 51 veces en el estómago y
luego le disparó dos veces en la cabeza. Wojciech murió ahí.
En este momento, asustada por
lo que estaba escuchando, Linda se acercó a la casa y trató de disuadir a sus
compañeros que huyeran, con el falso pretexto que escuchó que alguien se
acercaba. Aprovechando la confusión, Gibbie pudo eludir a Katie y salió
corriendo hacia los dormitorios para escapar a la piscina. Katie la siguió, la
alcanzó ya fuera de la casa tirándola al piso y la acuchilló 28 veces. Gibbie,
llorando, le pidió a Katie que se detuviera, diciéndole “Detente, Ya estoy muerta”.
Gibbie y Wojciech morirían con
pocos minutos de diferencia.
Tex regresó con Linda a la
sala. Katie regresó sola. Sadie seguía custodiando a Sharon, la cual seguía
atada a la soga y al cadáver de Jay. Sharon lloró y suplicó que la dejaran
vivir debido a su estado. Les explicó que el bebé nacería en cuestión de días o
semanas. Inclusive se ofreció a ir como rehén con el sólo propósito de permitir
nacer a su hijo. Sadie le respondió “Mujer,
no te tengo piedad”. Tex y Sadie la apuñalaron 16 veces. Mientras se
desangraba cortaron la soga y la dejaron caer al piso para dejarla morir. Llorando,
Sharon dijo “Madre… Madre…” antes de
morir.
Los intrusos se quedaron un
rato más en la casa, destruyendo cosas. Sadie escribió en la puerta de entrada, con la toalla con la que
habían atado a Wojciech empapada en la sangre de Sharon, “Pig”.
Cuando se fueron se cambiaron
de ropa en el camino, tirando las ensangrentadas en una zanja.
Charlie ya los esperaba en la
entrada del rancho. Lo informaron extensivamente de lo que acababa de suceder.
Charlie los escuchó atentamente pero aunque no hubo reprimenda de su parte, les
hizo saber que consideraba que el trabajo que habían hecho era muy sucio y
descuidado y que poco faltó para que se les saliera de control. Les preguntó si
consideraban que habían hecho bien cuando dos víctimas lograron escapar o que tuvieran
que haber matado a un transeúnte para que no los identificara. Eso no era un
buen trabajo. Tex y Sadie estuvieron de acuerdo con Charlie. Katie guardó
silencio. Linda sólo quería escapar de ahí.
Charlie (cuyo nombre completo
era Charles Milles Manson) se fue a descansar, pensando que era un buen inicio
de su misión, aunque una muy descuidada tarjeta de presentación. Había que
remediar eso.
El propósito de Charlie al
encargar esos asesinatos (por lo menos lo que explicó a su grupo) era achacar
una serie de crímenes a la población afroamericana y acabar provocando una
guerra racial. La seriedad con la que el mismo Charlie creía esto es
controversial. Mucha gente piensa que solo fue un pretexto, otros piensan que
era totalmente sincero.
Charlie no era más que un
delincuente de poca monta, proveniente de una familia rota, que había pasado la
mayor parte de su vida en prisión. Se había dedicado a robar automóviles, al
proxenetismo, al contrabando, etc. Se adaptó rápidamente a la vida en prisión e
inclusive aprendió a tocar guitarra en una de sus estadías. Él mismo decía que
no quería salir nunca y que prefería la vida dentro del sistema de prisiones.
Al ser liberado en 1967 el
mundo que halló al salir era completamente diferente al que estaba
acostumbrado. Eran los tiempos del flower-power y de la liberación sexual. Por
primera vez, Charlie tenía curiosidad por el mundo exterior. Pronto se dio
cuenta que su discurso, robado de la Cienciología, además de sus pobres
habilidades como músico y compositor, también le abrían puertas en esta sociedad
de la contracultura.
Poco tiempo después ya había
reclutado un nutrido grupo de jóvenes que lo seguían ciegamente. Charlie se
comportaba como un profeta y les hablaba tanto de liberación mental, de las
religiones y el misticismo y hasta del fin del mundo. Las fuentes de su sabiduría y sus prédicas eran la Biblia (específicamente el Apocalipsis), los fundamentos de la Dianética y las canciones de los Beatles. Se hicieron llamar La
Familia y comenzaron a habitar diferentes puntos alrededor de San Francisco,
primero, y Los Ángeles, después.
Cuando invadieron la casa del
Beach Boy Dennis Wilson, Charlie creyó haber encontrado la oportunidad que
necesitaba para hacerse escuchar por más personas, vía musicalmente con el
apoyo de los contactos de Wilson. Dennis Wilson en efecto le aceptó a Charlie
un par de composiciones y lo presentó con algunos productores (Terry Melcher y
Rudy Altobelli, entre ellos) que, aunque lo elogiaron tímidamente, declinaron
trabajar con él. Al parecer Charlie pensó que debía presionarlos un poco más,
pero al ver que Melcher cambió de casa sin avisarle, asumió que lo había
traicionado, lo cual acabó decidiendo qué casa atacar primero.
En total, es difícil entender
las motivaciones y razonamientos que llevaron a Charles Manson a planear y
ejecutar su ataque contra la sociedad. Sin embargo, nadie duda en señalarlo
como un manipulador genial en el sentido que inspiró todos estos crímenes
(Además de la masacre en casa de los Polanski, también hizo lo mismo en casa de
la familia LaBianca y reclamó otras dos víctimas aisladas más) sin tener que
ensuciarse las manos. Una vez que fueron arrestados los responsables, la
defensa personal de Charlie se basó en que él mismo no mató a ninguna de las
víctimas y que no podían demostrar que él había ordenado estas muertes, siendo
responsabilidad única de los jóvenes que actuaron materialmente. Éste argumento
pudiera haber sido visto como traición a sus compañeros de grupo, pero insólitamente
sus coacusados estuvieron de acuerdo en esta línea de defensa, y tanto Katie
como Sadie se declararon culpables de todos los cargos a pesar de saber que –al
hacer esto- corrían el peligro de ser sentenciados a muerte. Sólo este detalle es
testimonio de la influencia que Charlie tenía en todos los miembros del grupo.
El punto es que aunque el
asesinato de Sharon Tate está unido al nombre y a la personalidad de Charles
Manson, hay que reconocer que la escena del crimen no es directamente su obra,
sino una representación de sus ideas de cómo funcionaba el mundo y el sistema
capitalista vistas a través de su seguidores.
Notemos que las víctimas
pertenecían a las clases altas: una socialité, una estrella de Hollywood y una
celebridad menor. Quizá Wojciech Frykowski pudiera haber pertenecido a la clase
trabajadora, pero prefería asociarse con personas del stablishment. En cambio
los perpetradores materiales eran de clase media o baja, fracasados o
rechazados de la sociedad. La saña y crueldad del ataque es claro resentimiento
social. Sadie y Katie declararon que ni siquiera los veían como personas, sino
como elementos de los que se debían encargar por el bien del
futuro.
El desarrollo del crimen, en
efecto, fue desordenado y poco limpio. Es posible que Manson no deseara un
escenario tipo ejecución pero el resultado final no fue de su agrado. Él le
había pedido al grupo que hicieran el mayor daño posible y que mataran a todos
los ocupantes de la casa. De nuevo, hay que estar de acuerdo con él que la
crueldad desplegada fue solo un reflejo de la crueldad con que la sociedad
misma había tratado particularmente a Sadie y Katie. Si bien Tex había tenido una
vida más o menos fácil, su motivación yace en la necesidad de cumplir fielmente
las órdenes de Charlie.
El centro del ataque fueron
Jay y Sharon. A Parent, Wojciech y a
Gibbie los mataron casi incidentalmente para no perder el control de la
situación. Sin embargo a Jay lo mataron como advertencia y Sharon fue
virtualmente sacrificada con la mayor crueldad posible como metáfora del
desprecio que le tenían al stablishment. Sadie declaró en el juicio que escuchar
los lamentos, súplicas y quejas de Sharon sólo la enfurecieron más, en el
sentido que pensaba que esa mujer nunca había sufrido realmente en la vida y
que tenían que demostrarle lo que era el concepto de pérdida y sufrimiento.
La destrucción misma de
objetos en la escena del crimen y las
pintas son también un reflejo de su
deseo por destruir a la sociedad capitalista y consumista, un sacrificio ritual del espacio. En ese sentido el mismo escenario del crimen, una casa de campo para celebridades en Beverly Hills, también resulta simbólico: es un ataque directo al corazón de la cultura mainstream.
deseo por destruir a la sociedad capitalista y consumista, un sacrificio ritual del espacio. En ese sentido el mismo escenario del crimen, una casa de campo para celebridades en Beverly Hills, también resulta simbólico: es un ataque directo al corazón de la cultura mainstream.
Esta es la razón por la que el
asesinato de Sharon Tate resulta ser tan aterrador: es el recordatorio que
inclusive las figuras icónicas y visibles de la cultura popular y miembros de
la élite pueden ser atacados y sacrificados. En realidad el crimen por el cual
es más temido Charles Manson no es por los asesinatos en si, sino por
recordarles a los ricos y a las celebridades que también son vulnerables y que
son focos de ataque por el puro hecho de ser visibles. Es culpable de
inculcarles miedo a las poderosas mafias de Hollywood.
Los crímenes de Manson
entonces pueden verse como un comentario social extremo de esa generación, la
del pretendido “Verano del Amor”, lleno de filosofías new age, planteamientos
marxistas sobre luchas de clases, influencias musicales y hasta
artísticas. Es totalmente un crimen reflejo de la época y el lugar.